¿Alguna vez has notado que la gente a tu alrededor suele estar de mal humor ?
Déjame contarte una anécdota. Se trata de una situación real que me hizo darme cuenta de lo importante que es tratar a las personas como me gustaría que me traten a mí.
Todas las mañanas, cuando iba a dejar a mi hijo en la escuela, me encontraba con una madre. Esta madre siempre miraba hacia otro lado y nunca sonreía, y nunca recibí un saludo de ella.
Una mañana, mientras salía con mi pareja, nos topamos con esta misma madre quien, para mi sorpresa, saludó a mi pareja con un gesto de la cabeza y una sonrisa.
Me quedé perplejo ante esta actitud. ¿Por qué ella no hace lo mismo conmigo?
En el coche hablé con mi pareja sobre ello. Ese día me dijo algo que me hizo pensar. Me dijo que cada uno se enfrenta a una realidad. No sabemos por lo que está pasando ni cuál es su lucha. Por eso, si quiero una sonrisa, sonrío primero. Si quiero un hola, digo hola.
De hecho, al día siguiente, estaba ansiosa por probar este método. Y, adivina qué, para mi sorpresa, esta señora que siempre me daba escalofríos no solo me regaló una de sus más hermosas sonrisas, sino que también me saludó con un cálido saludo. Algún tiempo después, incluso invitó a mi hijo a jugar en su casa con su hijo.
¡No lo puedo creer!
No subestimes el poder de una sonrisa, puede alegrarle la vida a alguien o darle una nueva lección de vida. ¡Y quizás sea el comienzo de una nueva amistad!
¡Trata a los demás como quieres que te traten a ti!
Por Joëlle Edouard